
Hace casi dos años atrás le amputaron una de sus extremidades porque le diagnosticaron una septicemia grave, pero el muñón le volvió a crecer. Y, encima, no para de hacerlo.
Los síntomas son incontrolables. Sus miembros inferiores aumentan desproporcionadamente y, día a día, se le complica encontrar piernas ortopédicas con el tamaño adecuado.
Mandy circula en silla de ruedas y en determinadas ocasiones utiliza muletas. Meses después de la operación confesó, desesperanzada: “Yo esperaba que con la amputación se estabilizara mi condición, pero creo que en el fondo sabía que comenzaría a crecer de nuevo".
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