La actriz pornográfica conocida como Cicciolina no se arrepiente de nada de lo que ha hecho a lo largo de su vida, según afirma en su autobiografía 'Per amore e per forza' (Por amor y por obligación).
Cicciolina, de 55 años, cuyo verdadero nombre es Ilona Staller, asegura en una entrevista en el semanario italiano 'L'Espresso' que su personaje "no era una representación", sino que se mostraba tal como era: "una chica espontánea a la que le gustaba el sexo, exhibir su erotismo y transgredir el sentido del pudor".
De origen húngaro, opina además que con Cicciolina contribuyó a "desplazar la línea del común sentido del pudor" en una Italia que era "mojigata y clerical".
Dice que su relación con la pornografía ha terminado, ya que se dedica al cuidado de su hijo de 14 años al que ha bloqueado el acceso en internet a sitios de sexo "por el riesgo a encontrar los vídeos de su madre".
La ex diputada italiana define su vida como "muy tormentosa y muy divertida", y afirma no haber sido nunca amada.
Sus encuentros eróticos no aparecen en su autobiografía, porque no ha querido hacer "un libro de cotilleos". No obstante, sí cuenta que fue contactada mientras estaba en Las Vegas, Estados Unidos, con la también actriz pornográfica Moana Pozzi por dos tipos "de rasgos asiáticos para un trabajo muy particular: tenía que ir a su país (Irán, de donde eran los dos hombres, según narra) para iniciar en el mundo del amor al hijo del soberano". El hijo, según la información del semanario, era Ciro Pahlevi y con él pasó una "aventura increíble, de 'Las mil y una noches'". El tiempo que estuvo con el heredero persa le supuso "una cantidad disparatada de joyas", que después regaló a su madre para que las vendiese en Hungría. Cicciolina declara además que le gustaría volver a la política y que se rodase una película sobre su vida: con "una chica guapísima y un poco ingenua, como era yo, rodeada por un mundo de imbéciles".
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