Ameneh Bahrami, mujer iraní de 30 años, quedó ciega en el año 2004 cuando un pretendiente despechado le arrojó ácido sobre el rostro después de que no le aceptara como esposo. Ahora, tendrá la posibilidad de aplicarle la ley Talión, que permite la legislación de Irán y que exige un castigo igual al crimen cometido.
La mujer, que vive actualmente en España, donde ha sido sometida a diferentes intervenciones quirúrgicas en ojos y cara, llegó a mantener durante dos años la visión del 40% de un ojo pero una infección por hongos acabó dejándola totalmente ciega, explica que ha rechazado la petición de piedad de su verdugo, un compañero de facultad, quien le ha llegado a implorar que, si no le perdona, le mate, pero que no le deje ciego.
Ella recuerda que él no tuvo compasión ninguna cuando le esperó durante horas en la puerta de su trabajo para quemarle la cara y dejarla ciega, y ha añadido, además, que su verdugo será "afortunado", al menos más que ella: "será anestesiado antes de que se le arrojen cinco o diez gotas de ácido en los ojos, será fácil para él", ha dicho inflexible.
Ameneh está a la espera de una carta del juzgado de su país para viajar a Irán, aunque se da la circunstancia de que, al estar totalmente ciega, no podrá ejecutar ella la sentencia, pero ha recalcado que habrá mucha gente que quiera hacerlo en su nombre.
Según la legislación iraní, la joven tan sólo podrá cegarle de un ojo si no paga antes veinte mil euros por ejecutar la sentencia de forma total, ya que las leyes de su país establecen que la mujer vale la mitad que un hombre, es decir, dos ojos de una mujer por uno de un hombre. "Yo quiero pagarle con el ojo por ojo", ha asegurado Ameneh, quien cree que el hombre que le agredió "no debe ir por la calle libremente, la gente tiene derecho a estar segura y saber lo que hizo".
Huida de su país por miedo, vive sola desde hace cuatro años en una habitación de alquiler en un piso compartido, gracias a una pequeña pensión de cuatrocientos euros del Gobierno español, aunque asegura que sufre mareos, está enferma y necesita a alguien para su día a día, pero que su madre no puede venir porque no le conceden el visado. No obstante, asegura que prefiere esta situación a regresar a Irán, y teme también por lo que le pueda pasar a su familia y amigos.
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