Ahorcamiento ayer miércoles al más puro estilo espectáculo de tres traficantes de droga en el centro de Qom, en Irán (¿dónde si no?). Los condenados a muerte fueron ejecutados tras ser ratificada la sentencia por la Corte Suprema del país. (Me río yo de la corte suprema esa. Rasgadura como mucho y, sin duda, inferior.) Ahora que están cerquita de tener la bomba nuclear los podrían reservar y cuando la tengan: atarlos a la punta del cohete y mandárnoslos para Occidente. Es tan solo una idea. Una pequeña contribución de un perro Occidental a su tradicional folklore salvajecircense tan apreciado en su tierra como poco comprendido fuera. Y no digo yo que queden mal ahí colgados de la grúa. No es mi intención ofenderles, de verdad. A ver si voy a ser yo el primero al que degüellen cuando llegue el momento de limpiar esta zona inmunda del planeta en la que me ha tocado vivir. Es más, ahora que hemos estado en época navideña debo decir que me recuerdan a las bolas que suelen colgar de nuestros árboles en estas fechas pero en carne. O sea, que no nos diferencian tantas cosas.
El año pasado fueron ejecutados más de 290 presos en Irán, la mayoría de ellos por delitos de asesinato, violación, robo a mano armada y tráfico de droga con cantidades superiores a los cinco kilos. Total, que se lo merecían.
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