
Se alimenta con frecuencia para mantenerse en pie, pero jamás aumenta su peso en concordancia con su edad.
Llega a ingerir hasta ocho mil calorías diarias, tuvo problemas de vista y su sistema inmunológico es muy débil, y como resulta obvio a través de las imágenes no puede para nada hacer una vida normal.
Lizzie pesa solamente veintisiete kilos y tiene casi cero por ciento de grasa corporal, y eso que come cada quince minutos, sesenta veces al día. “Me peso regularmente y si he ganado ni que sea una libra me pongo muy emocionada”, comenta.
Esta historia está amargando la existencia a la joven universitaria de Austin (Texas, Estados Unidos) porque los médicos no encuentran ni explicación ni solución a su problema y porque en internet hay mucho capullo suelto que se mofa de su aspecto impune y cobardemente desde detrás de la pantalla de un ordenador.
Siguiendo con su terrible problemática... No se priva de nada: patatas fritas, dulces, tartas, pizza, pollo, helados... el sueño de muchas personas, pero nada más lejos de la realidad un leve cambio. Su aspecto físico lo dice todo: su extremada delgadez recuerda a la de una anoréxica, pero su problema va incluso más allá.
Lizzie nació cuatro semanas antes de tiempo, con un peso de apenas un kilo. Los médicos no encontraron el líquido amniótico en la protección del vientre. Los médicos, que no tenían idea de cómo podía haber sobrevivido, no pudieron hacer siquiera un diagnóstico y le comunicaron a la familia que se prepararan para lo peor: les dijeron que nunca sería capaz de caminar, hablar o tener una vida normal.
A pesar de tan sombrío pronóstico, el cerebro, los huesos y los órganos internos se desarrollaron normalmente, pero ella siempre ha sido muy delgada.
No es raro encontrarse en la red con títulos en referencia a ella como la "mujer más fea del mundo", un sambenito obtenido por el simple hecho de sufrir una enfermedad desde nacimiento como la progeria, un mal genético que no le permite engordar y que hasta le provoca envejecimiento prematuro y le da su peculiar apariencia física.
Si sale lleva en su bolso comida y mantiene los alimentos hasta debajo de su cama en su hogar.
Los expertos creen que Lizzie pudiera tener una forma de progeroides de recién nacidos causante del envejecimiento acelerado, la pérdida de grasa de la cara y el cuerpo, y la degeneración de los tejidos. Las personas con este mal a menudo envejecen prematuramente y tienen la cara en forma triangular con la nariz puntiaguda. No existe cura.
Lizzie no se da por vencida. "Vivir con esta condición ha sido difícil, pero me ha ayudado a aprender lo importante que es mantener mi cabeza en alto y pelear el día a día". Una forma de demostrarle al mundo que ella no se merece ser calificada de tal manera [la mujer más f...].
Es una persona hermosa con algo especial en ella. Se me parte el corazón al pensar cuánto le debe haber dolido pasar por todo esto pero es increíble como ella, con todo, ha sido capaz de sobreponerse y defenderse.
“Estoy contenta como soy y eso me ha hecho la persona que soy. Tengo el deseo de convertirme en un orador motivacional, cuando me gradúe”, afirma.