José Feliciano Valderrama, un filipino de 35 años, llegaba esta noche a un hotel pasada la hora bruja (o sea, la medianoche) acompañado de su jovenzuelo novio, Marvic Manquera, otro filipino pero de 21 tiernos años, y pidieron una habitación. Eso sí, antes de irse a sobar, ambos pasaron la noche bebiendo alcohol por un tubo y se supone que algún tocamiento habría. Todo normal, pues.
Pero en eso que a las tres y media de la madrugada, los empleados del hotel escucharon a un hombre que gritaba desesperado pidiendo ayuda. (Algo parecido a esto se oyó tras las puertas de aquella habitación: "Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhh, pero qué has hecho, maldito hijo de la gran puta, aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh, me has desgraciado, aaaaaaaaaaahhhhhhhhh ¡por quéééééééééééééé, por quéé a mííííííííííí! Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh. ¡Dioooooossss, esto duele, Dioooooooooooooos esto pica, Dioooooooooooooooooooooooooooossss ayuda! ".)
Pero en eso que a las tres y media de la madrugada, los empleados del hotel escucharon a un hombre que gritaba desesperado pidiendo ayuda. (Algo parecido a esto se oyó tras las puertas de aquella habitación: "Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhh, pero qué has hecho, maldito hijo de la gran puta, aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh, me has desgraciado, aaaaaaaaaaahhhhhhhhh ¡por quéééééééééééééé, por quéé a mííííííííííí! Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh. ¡Dioooooossss, esto duele, Dioooooooooooooos esto pica, Dioooooooooooooooooooooooooooossss ayuda! ".)
Cuando los empleados abrieron la puerta, vieron atónitos al pobre muchacho ensangrentado y descubrieron que Valderrama le había cortado los huevos con un cuchillo. (Según relataría el propio Valderrama a la policía más tarde, le arrancó los genitales a su pareja cuando éste dormía, como un maldito cobarde, porque sospechaba que Manquera había sucumbido a algún encanto femenino y mantenía una relación con el coñete de una mujer.)
Después de haber cometido el acto nada sensual, Valderrama intentó quitarse la vida (¿igual clavándose el pene de su amor en el corazón?) pero lamentablemente no lo consiguió ya que fue detenido por los ágiles empleados del hotel. No obstante, Valderrama aún tuvo la habilidad suficiente para zafarse de ellos cuando estos intentaban hacerse con el miembro cercenado y ponerlo a buen y gélido recaudo, arrebatárselo y lanzarlo por el inodoro con el magistral talento que solo puede atesorar un inmenso pedazo de cabrón.
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