La verdad es que últimamente se me están quitando las ganas de comer y de beber.
Ayer veíamos cómo elaboran el café de mierda, no hace mucho hablábamos del Kas Ratón y la Pepsi Gusano, sin olvidarnos de los deliciosos murciélagos con cereales. ¿Os acordáis? Parece esto un blog de gastronomía, yo qué sé, ¿gótica? pero es que no puedo obviar que ahora, una vecina de Madrid, en España, se ha llevado la pobre chica un tremendo susto -no es para menos- cuando este pasado 1 de noviembre, Día de Difuntos, al volcar el contenido de un bote de tomate frito en los macarrones que preparaba para ella y su familia se encontró con esta cosita que aún no se sabe qué cosita es...
La verdad es que tiene un aspecto repugmante. Salvo, claro está, para un freegan. ¿Será éste para ellos pura ambrosía?
Dice Mari Carmen Muñoz que "al abrir el brick me pareció que el líquido tenía un aspecto raro, como de haberse agriado". Pero el susto y el asco fueron mayúsculos cuando del bote se precipitó hacia la cazuela esa masa informe de color blanquecino. "Lo pinché con el tenedor y creía que era carne, luego lo lavé y parecía oreja, pero está claro que no".
Mari Carmen está intentando ahora ponerse en contacto con el fabricante de tomate y los responsables de Consumo para denunciar el incidente, aunque de momento no lo ha conseguido.
1 comentario:
Seguramente Mari Carmen tendrá muuucha platita, ella y su buen abogado!
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