Cai Ruigong -uno de los más de cien descendientes de Cai Jinlai, un taiwanés con más de cien hijos y aficionado a visitar los clubes nocturnos- le prometió a su padre para su velatorio, si vivía más de cien años, una stripper; y como las promesas están para cumplirse, ésta ha hecho finalmente su show frente al ataúd de Jinlai, que lamentablemente ha muerto a los 103 años de edad después de pegarse una caminata de cinco kilómetros para ir a votar -que ya son ganas. (Otro al que los políticos se lo llevan por delante)-.
El último espectáculo le ha costado poco más de 120 euros al hijo de Cai Jinlai que durante diez minutos ha podido disfrutar desde el más allá del último baile cachondón a los que era tan aficionado en vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario