El pico y la boca de un gigantesco calamar de dos metros que ha llegado a la orilla de una playa de Tasmania. El cuerpo entero de este cefalópodo, que mide dos metros, era encontrado por una persona que paseaba por la playa Ocean, cerca de Strahan, en la costa oeste de la isla y que me imagino que se ha llevado un susto de órdago al ver semejante porquería.
Una cosa está clara: los calamares se han terminado para mí como alimento. Nunca más. No existen. Qué asco. Qué engañado me tenían.
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