Los restos de cuatro adolescentes (tres chicas y un chico), tras permanecer tres meses desaparecidos, han sido hallados en las afueras de la ciudad rusa de Yaroslavl (zona donde han aumentado notoriamente este tipo de actos satánicos) con 666 -número venerado por los seguidores del diablo- heridas cada uno, creyendo la policía que han sido asesinados por una secta satánica.
Las víctimas son tres adolescentes de 16 años y un joven de 17, que pertenecían a la tribu urbana de los góticos. Al parecer, fueron captados por una secta que los obligó a emborracharse para apuñalarlos después. No conforme con lo realizado, los asesinos cortaron y asaron los cuerpos y luego comieron de ellos.
Según la investigación policial, los jóvenes habrían sido trasladados a una casa de campo. Una vez que las víctimas quedaron aturdidas por el alcohol, fueron degolladas y apuñaladas unas 666 veces. En el marco de tan macabro acto, los asesinos encendieron una hoguera debajo de un árbol en donde cocinaron y comieron las partes del cuerpo de sus víctimas. Por este motivo, los restos han sido hallados en partes y los investigadores demoraron varios días para poder identificarlos. En las cercanías de la cabaña había una cruz invertida, con un pequeño roedor atado, un símbolo de los rituales demoníacos.
La policía comenzó a rastrear a la secta 'Devil' ('Diablo') después de descubrir que todas las víctimas habían hecho llamadas telefónicas a su presunto líder. Después de arrestar a ocho personas sospechosas de haber participado en el acto satánico, la policía descubrió los restos de las víctimas en un hoyo a 250 metros de un bloque de apartamentos donde vive el líder de esta mierda-banda de locos. Después, los propios asesinos han declarado cómo cometieron los crímenes.
Sin signos de arrepentimiento, uno de los detenidos declaraba ante la policía que "Satanás me ayudará a evadir responsabilidad. He hecho muchos sacrificios para él". Otro miembro de la secta sostenía que participó del ritual ya que "intenté volverme a Dios, pero él no me trajo ningún dinero. En cambio le oré a Satanás y las cosas mejoraron".
El padre de una de las víctimas ha asegurado que su hija solía decir que sus amigos eran góticos y satánicos, pero que este entorno no lo asustaba porque pensaba que "no podría correr ningún riesgo por pasar su tiempo sentada en un cementerio. Ni me preocupé". (Pues mira. ¿Cómo va a ser normal pasar el rato sentado encima de la lápida de un muerto -que ni siquiera guarda lazos familiares contigo-? ¿En qué cabeza cabe? Gente así: al psicólogo rápido. Antes de que ocurran desgracias como ésta. A los muertos, flores y un respeto. Si tienes ganas de jugar: ni ouija ni pollas, un tablero de parchís y con tu puta madre -y sólo si aún vive-.)
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