Según noticia publicada por el diario alemán 'Bild', Mike K., un germano de 29 años de edad -1,68 m de altura y 55 kilos de peso-, reside desde hace nueve años en una taquilla de la consigna de la estación central de trenes de Düsseldorf, ante la impotencia de los responsables de la empresa de ferrocarriles alemanes 'Deutsche Bahn', que le acusan de allanamiento de morada.
El hombre, que duerme prácticamente a diario en la taquilla metálica -que mide 50 centímetros de ancho por 60 de alto, y cuenta con una profundidad escasa de apenas 90 cms-, declara entre otras cosas que fue encerrado dos veces en la taquilla por unos adolescentes que decidieron gastarle una broma pesada. "Empecé a asfixiarme dentro, pero por suerte volvieron a abrirla", recuerda despreocupado.
Según parece, Mike K. es adicto a las drogas, padece hepatitis y es portador del VIH, por lo que, a juicio de su defensor, "debería recibir tratamiento pero no ser penado". Y es que tras las repetidas demandas por parte de la 'Deutsche Bahn', podría ahora enfrentarse a una condena de nueve meses de cárcel después de que los servicios de seguridad de la estación ferroviaria, hartos, le hayan sorprendido durmiendo en la consigna hasta en más de doscientas ocasiones.
El origen de tan lamentable situación y de cómo llegó a parar a la taquilla de la estación hay que buscarlo en las penas de amor y en la tristeza que arrastra de cuando su novia, una estudiante de arte, le abandonó; y la desesperación y la nostalgia le llevaron al oscuro mundo de las drogas.
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