miércoles, 6 de agosto de 2008

El vil negocio

Fundada el 8 de febrero de 1950, el Ministerium für Staatssicherheit (Ministerio de la Seguridad del Estado) de la antigua Alemania del Este, conocida a nivel coloquial como Stasi, era considerado como uno de los organismos policiales más represivos del planeta. Su misión era la de funcionar como un implacable servicio secreto -tanto fuera como dentro de la República Democrática Alemana (RDA)- y para ello se infiltró en casi todos los aspectos de la vida de los germano-orientales, usando la intimidación, la tortura y una enorme red de informantes para atacar a los disidentes. Tras la caída, en noviembre de 1989, del muro de Berlín, manifestantes asaltaron las oficinas de la Stasi en Normannenstrasse (revendida en 2004 por un euro), en el este de la ciudad, donde ahora dos energúmenos han abierto un bar, el 'Stasi Bar', donde los clientes pueden beber cerveza rodeados por dispositivos de espionaje y documentos hechos trizas a sólo pasos de las oficinas centrales de la desaparecida policía secreta.
Los dueños dicen que quieren incitar al debate con su pequeño bar pero como no podía ser de otra forma, para los grupos que representan a las torturadas víctimas de la oscura Stasi -muchos de los cuales todavía tiemblan cuando piensa en ella, sufren de insomnio y problemas físicos- se trata, en cambio, de una idea de muy mal gusto y un insulto para los muertos.
"Lo hacemos de una forma sarcástica, pero seria. Respetamos a las víctimas, pero no queremos esconder esto bajo la alfombra. Después de 20 años deberíamos cambiar la forma en que hablamos del tema", dice uno de los dueños de un local donde los clientes son recibidos con una enorme señal con el emblema de la Stasi. Ya en su interior hay un maniquí disfrazado de policía de la desaparecida RDA, con un bastón y esposas delante, de un cartel que dice: "Bienvenidos a la capital de la República Democrática Alemana".

Stasi

En el bar ofrecen cerveza y comida típica de la Alemania del Este junto a viejas máquinas de escribir y a una urna que dice "E.H. - 1912-1994", en alusión al fallecido líder de la RDA, Erich Honecker. Los clientes regulares pueden transformarse en "informantes de la Stasi" y conseguir así descuentos.
Para sus fundadores, la Stasi debía ser "el escudo y la espada del Partido Comunista" y para lograr sus objetivos contó con más de noventa mil espías a su servicio y trescientos mil informantes civiles, encargados de vigilar cada uno de los movimientos de los ciudadanos sospechosos de no simpatizar con el régimen. Se pincharon teléfonos, se llenaron de micrófonos los hogares,... Así, de los 16 millones de ex ciudadanos germano-orientales, seis millones fueron espiados y se elaboraron a sus espaldas detallados informes. Expedientes que, tras la caída del régimen, un millón de habitantes ha solicitado poder leer el suyo. Y es que las actas de la Stasi ocupan 114 kilómetros y, bajo el aviso de que la sorpresa puede ser desmesurada, pues mucha gente descubre con pavor cómo vecinos, amigos e incluso hasta su propio cónyuge se dedicaron a informar sobre su vida privada, se pueden consultar desde el año 1992.

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