viernes, 1 de agosto de 2008

Al final solo puede quedar uno

Un hombre de unos cuarenta años de edad ha convertido un viaje tranquilo de autobús por Canadá en una auténtica pesadilla para los treinta y siete pasajeros y su conductor. A unos 85 kilómetros de la ciudad de Winnipeg, al asesino le dio por apuñalar y decapitar con un cuchillo de enormes proporciones a un pasajero que dormía en la parte trasera junto a él. El conductor y los pasajeros afortunadamente lograron encerrar en el vehículo al asesino hasta que llegó la policía pero cuando los agentes subieron al autobús, éste estaba cortando tranquilamente a la víctima. Casi lo había decapitado y lo estaba destripando.
Todavía no se ha precisado el desencadenamiento del horroroso ataque que ha convertido este viaje rutinario en bus en una dantesca aventura de terror pero uno de los pasajeros ha declarado a la TV pública canadiense CBC que la víctima parecía tener unos veinte años de edad. "Era sólo un muchacho. Dijo que iba a Winnipeg, de vuelta a casa".
Los testigos indican que el asesino tenía en su poder un cuchillo de monte de enormes proporciones. Otro pasajero que viajaba una fila por delante de donde se sentaban la víctima y su atacante ha comentado que el atacante se había subido en el bus una hora antes y que se había comportado de forma absolutamente normal. Dice que el atacante tenía la cabeza rapada y llevaba gafas de sol a pesar de que el autobús viajaba de noche. Tras una breve parada en el recorrido para que los pasajeros pudieran estirar las piernas, el atacante se sentó en la parte trasera del transporte "junto a un pasajero que estaba durmiendo escuchando música. De repente oí un grito. Cuando me volví vi al atacante de pie con un cuchillo de supervivencia, apuñalando al otro pasajero cincuenta o sesenta veces. Corrí hacia el conductor y le dije que parase inmediatamente, que alguien estaba acuchillando a un pasajero. Todo el mundo se bajó mientras el atacante con todo la calma del mundo cortaba a la víctima". La sangre de la víctima quedó esparcida en las ventanas de la parte trasera del autobús. Relata que cuando el conductor del bus y un camionero que paró para ayudar subieron de nuevo al vehículo para ver qué estaba pasando, el atacante estaba "cortando tranquilamente a la víctima. Casi lo había decapitado y lo estaba destripando". En ese momento el atacante intentó salir del autobús, pero el conductor y otros pasajeros consiguieron cerrar las puertas y mantener al agresor dentro a la espera de la llegada de la policía canadiense. Cuando llegaron los agentes, diez minutos más tarde, el atacante "caminó tranquilamente con la cabeza de su víctima" y se la enseñó a los agentes. Los pasajeros afirman horrorizados que "estaba tan tranquilo. Era como si estuviera en la playa, sin mostrar ira o gritar. Era como un robot".

No hay comentarios: