martes, 22 de diciembre de 2009

Las mujeres en Pakistán son tratadas peor que una mierda

Un tribunal de la ciudad paquistaní de Lahore (este) ha condenado a dos hermanos a que les corten las orejas y la nariz como castigo porque estos hicieron lo mismo a una prima suya que se negó a casarse con uno de ellos. Es la aplicación del principio islámico del ojo por ojo.
Los dos hermanos fueron declarados culpables de secuestrar a su prima Fazeelat Bibi, de 20 años, el pasado mes de septiembre, y condenados, en virtud de una ley islámica que se remonta a los años 80 pero que pocas veces se invoca, a recibir el mismo castigo que ellos infligieron a su víctima, además de la cadena perpetua.
Los dos hermanos, secuestraron a su prima cuando ésta volvía de trabajar. Le pusieron una soga al cuello y luego le cortaron las orejas y la nariz. La policía paquistaní está buscando a tres cómplices de la agresión, que se produjo después de que los padres de la joven rechazaran darla en matrimonio. No obstante, las sentencias emitidas en el pasado en virtud de esta ley fueron revocadas en apelación así que no es de extrañar que esta salvajada de sentencia ni siquiera se aplique por lo que al final será la mujer la única que pene su único delito: ser mujer en un lugar donde los salvajes llevan las riendas y deciden su futuro y su derecho a respirar...
Por otra parte, otra joven paquistaní de 20 años ha sido subastada en la aldea de Badani Bhutto. Fue su propio hermano quien organizó la puja que comenzó con 50 rupias (menos de cincuenta céntimos de euro) y que finalmente fue vendida por 270.000 rupias (unos 2.300 euros).
La mujer se divorció hace años bajo la alegación de la tortura del kara-kiri, y vivía con sus dos hijos y un hermano, quien se encargó, junto con el resto de hermanos, de celebrar su venta.
Un gran número de aldeanos mostraron interés en la subasta que acabó con el mejor postor, un señor de 50 años de su mismo pueblo. Por el momento, solo ha pagado 210.000 rupias del total.
De momento, nadie ha condenado esta serie de actos inhumanos. Dos muestras de cómo malviven allí las mujeres. En este último caso, el comprador se llevará el producto del que es poseedor a su casa, después de pagar lo que le resta de la cantidad. Los hermanos se repartirán la pequeña fortuna a partes iguales, y nadie en la localidad cuestionará los intereses de la joven, ni cómo se desarrollará su futuro.

1 comentario:

Bartolo González dijo...

Todavía existen culturas en las que el ser humano no goza de los derechos que le corresponden por el sólo hecho de serlo. Sobretodo en los países musulmanes la mujer ocupa un lugar secundario.Todos somos iguales. (O deberíamos serlo)