sábado, 13 de octubre de 2007

De boda en boda

SunamSunam, esta niña afgana de la imagen, con tan sólo tres años de edad, todavía no ha aprendido a hablar bien pero ya está comprometida.
Elegido por su familia, el elegido como su prometido ha sido su primo Nieem, todo un "hombretón" de siete años, en una fiesta a la que asistieron sus respectivas familias y en la que la novia lució traje blanco de boda. Así, ambos celebraron el compromiso para casarse en cuanto la pequeña cumpla 14 ó 15 años.
No se trata de un evento excepcional ya que, a pesar de los esfuerzos de las organizaciones de derechos humanos, los matrimonios concertados siguen siendo una práctica habitual en Afganistán y, según datos de Unicef, al menos el 16 por ciento de los niños se casan sin haber cumplido los 15 años y aproximadamente el 43 por ciento de las bodas se celebra entre menores. (El límite legal para contraer matrimonio en Afganistán son 16 años para la mujer y 18 para el hombre.) Si la boda no desemboca en una unión feliz, las normas tribales y de la religión islámica dejan al hombre la escapatoria de poder elegir a una segunda esposa por amor. ¡Si la mujer se resiste, puede ser obligada a obedecer con métodos violentos! Está en juego el subsidio matrimonial que la familia de la esposa recibe de la del marido durante al menos un año. A menudo, cuando la joven opta por rebelarse huyendo del hogar, acaba siendo víctima de la prostitución y de las drogas. Por ello las hay que prefieren el suicidio.
En el caso de Sunam, su padre decidió el compromiso de matrimonio para contentar a su hermana Fahima que no ha tenido hijas y desea desesperadamente una. En Afganistán son frecuentes las bodas entre primos porque las familias creen que es mejor cuando se tienen vínculos con el entorno del consorte. La madre de Nieem dice que, si de mayores no se gustan, el acuerdo se podrá anular. La madre de Sunam, por contra, no está de acuerdo: "Nosotros pertenecemos a la tribu pastún y si hay un acuerdo prematrimonial, se casarán y basta".
Lamentable.

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