miércoles, 4 de noviembre de 2009

Feliz con su nuevo juguete

KordezaFue poco antes de cumplir los once años de edad cuando Kordeza se quedó preñada. El día de su boda, cuando ya se encontraba vestida de novia, con velo y corona como manda la tradición en su país, Bulgaria, se puso de parto. Pasó la noche en el hospital y luego fue a la iglesia para casarse con el orgulloso padre de diecinueve años.
Kordeza dice estar feliz con su "nuevo juguete". "Es preciosa, la adoro. Violeta, la recién nacida, es ahora la niña y yo debo crecer. No voy a volver al colegio, ahora soy una mamá".
La pareja, que vive en un gueto gitano, se conoció en el patio del colegio de la localidad búlgara de Sliven cuando al parecer él fue a rescatarla de un grupo de chicos que se estaban metiendo con ella.
Ahora el marido podría ser condenado a una pena de seis años de cárcel por mantener relaciones sexuales con una menor aunque él asegura que "ella quiso conocerme y me pidió una cita. Yo pensaba que tenía 15. No me dijo que tenía 11".
La joven Kordeza asegura que nunca tuvo educación sexual y no sabía cómo podía quedarse embarazada. Nunca había tenido novio y nunca había oído hablar de preservativos. "No sabía que estaba embarazada hasta que mi abuela me dijo que había cogido peso", afirma la joven mamá que entonces ya estaba de cinco meses.
Para la familia, la noticia del embarazo no ha sido ninguna tragedia, aunque su abuela, que se casó a los trece, asegura que "era demasiado joven". El esposo reconoce que tiene miedo de que le separen de su mujer y su niña. "Quiero cuidar de ellas pero podría acabar en prisión". (Y la verdad es que sería bueno que así fuera. A una niña de once años hay que dejar que vaya al colegio y que juegue a la comba, y no pasársela por la piedra por mucho que la hayas salvado de que le den un empujón otros críos. A esta niña le han privado de que pueda recibir una educación y ser algo más que un ama de cría el resto de su vida. Ahora no le queda más remedio que pasarse toda la existencia sometida al yugo del marido sin porvenir ni independencia. Insisto: ¡a la cárcel! Así escarmentarán otros posibles pseudovioladores en el futuro y se lo pensarán dos veces antes de desenfundar sus pollas delante de una cría.)

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