martes, 10 de febrero de 2009

¿Dónde está el niño brujo? Que lo suelten: ¡todos tenemos derecho a la cura!

La vigencia de las tradiciones curativas tradicionales y el alto coste de los tratamientos de la medicina occidental hacen que los brujos y curanderos tengan una amplia aceptación en las zonas rurales de Indonesia.
Hoy, la Policía del país ha cerrado una clínica de Java dirigida por un niño de nueve años, a quien atribuyen poderes curativos, después de que cuatro personas hayan muerto mientras esperaban turno para ser atendidas (algunas aguardan hasta dos días).
Los agentes del orden del distrito de Jombang han trasladado a Muhammad Ponari, el niño brujo, a un lugar secreto "por razones de seguridad", ya que miles de personas se agolpaban junto a su casa demandando sus cuidados. Unas 50.000 personas se han acercado al domicilio y a la clínica del chaval desde que el menor encontró una piedra con supuestos poderes curativos tras ser alcanzado por un rayo, el pasado mes.
Tengas un cáncer, un enfisema, un cortecito en el dedo, una caries o se te caiga la picha -y el alma- a trozos, el remedio propugnado por el pequeño para todo tipo de males y dolencias siempre es el mismo: mojar la piedra mágica en agua y darles a beber el líquido a los enfermos.
Dos de las víctimas fallecieron la semana pasada en una estampida y los otros dos morían ayer a causa de problemas respiratorios mientras esperaban en la cola. Y es que el niño brujo levanta pasiones allá donde va. (Yo quiero tocarle la chepa al niño brujo. Pasarle el boleto de lotería por el lomo. Que lo suelten, que lo suelten ya. El niño brujo no es propiedad de nadie. El niño brujo es de todos. Que viaje por el mundo junto a su piedra divina y cure al pueblo. Qué reparta alegría y enhorabuenas entre los desfavorecidos. Niño brujo, niño brujo, gritad conmigo: ¡Oh, Tú, Niño brujo!)

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